¿CUÁNDO PODREMOS HABLAR DE TURISMO RURAL?

En la imagen antecedente, te presentamos un breve esquema con los criterios e indicadores que trabajaremos en este blog, al momento de entender la presencia efectiva de un turismo-rural en Olmué.

En este sentido, recordando la definición entregada por Martínez Figueroa (ver entrada 1), tomaremos como primera variable de estudio al agroturismo, entendiendo la existencia del mismo, bajo tres indicadores referidos a la existencia de:

a) Zonas de alojamiento: Es decir, hostelerías, campamentos, cabañas, etc. Lugares destinados al reposo, descanso y asentamiento temporal de los turistas.

b) Zonas de servicios gastronómicos: En otras palabras, zonas destinadas a la alimentación que cumplan con las normas de calidad exigidas por la masa turística.

c) Zonas de Actividades Agropecuarias: Relativas a la agricultura y la ganadería que expongan al turista a contacto íntimo con la naturaleza.

Por otra parte, una segunda variable a trabajar –aunque con menor profundidad que la primera- estará dada por el análisis del llamado turismo rural deportivo, el cual se comprenderá a través de la presencia de los siguientes indicadores:

a) Zonas rutas y excursiones: Referentes a áreas de senderos y excursiones que permitan al turista acceder a espacios de flora y fauna silvestre.

b) Zonas de actividades deportivas: Actividades como escalamiento, descenso, cabalgatas, etc.

Desde este punto de vista, la pregunta global que nos formulamos es si efectivamente Olmué responde a la lógica de una región consagrada a este tipo especial de turismo… Nuestra propuesta inicial es afirmativa, pero debemos explorar paso a paso las razones que nos permiten aventurarnos a dicha calificación, he allí el objeto de este blog.
Por lo pronto, sumerjámonos en el “aire puro” de Olmué y vayamos a conocer parte de su conformación espacial e histórica...


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